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La noche de los lápices

  • Foto del escritor: Delfina De la Vega
    Delfina De la Vega
  • 18 jun 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 28 sept 2021


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Fueron días duros que atravesó nuestro país, a principios de la década del 70. Había un alto grado de inestabilidad política, económica y social. Con el golpe de estado un grupo de estudiantes secundarios que reclamaban por el boleto estudiantil fueron secuestrados.


Este es uno de los hechos represivos más conocidos de los que cometió la dictadura cívico-militar argentina y se investigó en el libro “La noche de los lápices” escrito por los periodistas María Seoane y Héctor Ruíz Nuñez.

Nos remontamos a la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Este relato se centra en un grupo de diez amigos considerados “subversivos” por los militares; Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Patricia Miranda, Gustavo Calotti, Emilce Moler y Pablo Diaz. A lo largo de severas investigaciones y legajos judiciales, se conoció que todos fueron secuestrados en diferentes noches y torturados en distintos centros clandestinos.

Entre ellos el Pozo de Arana, el Pozo de Banfield, la Brigada de Investigaciones de Quilmes y la Brigada de Avellaneda. Seis continúan desaparecidos. Gran parte de este libro está basado en las declaraciones de Gustavo Calotti, Emilce Moler y Patricia Miranda, pero los autores se centraron en el de Pablo Díaz.


La democracia llegó al país en 1983. Pablo había sido testigo de algo importante, sabía lo que había ocurrido con los chicos, todo estaba guardado en su memoria. Declaró como testigo contra la Junta Militar y el caso salió a la luz. Esta declaración fue el punto de partida que dio origen a La noche de los lápices.

Estos periodistas lograron con fuente empírica recogida de testimonios claves contar y recordar la vida de aquellos que participaron para construir un futuro con mejores derechos estudiantiles.


El libro explica con gran detalle la tortura que sufrieron. El uso de citas textuales le dio mayor seriedad y compromiso a la indagación.

La lectura de los párrafos ayuda a visualizar que los jóvenes de esa época estaban dispuestos a movilizarse por todo aquello que les pareciera injusto. En las últimas páginas hay un conjunto de documentos de la época perteneciente a los estudiantes, fotografías y sus actas de detención.


El caso se tornó tan significativo que fue llevado al cine por Héctor Olivera. A diferencia del producto audiovisual con el libro se tiene más acceso a los personajes y sus sentimientos. Mónica es contadora y opinó: “Es un libro impactante cuenta como nadie detalles olvidados, te hace erizar la piel. En ese momento Argentina era muy violenta y esta investigación refleja el sufrimiento de aquellos niños y adolescentes que buscaban un futuro mejor o por lo menos más justo”.


La incertidumbre acechaba en cada una de las casas de los jóvenes desaparecidos. El calvario que se sufrió en ese periodo fue reflejado en solo diez de los miles de estudiantes que también los padecieron. Fueron muchos los padres que buscaron y no encontraron respuestas y que al pasar los meses tampoco a sus hijos. Mientras no haya un cuerpo que sepultar y al cual rezar, ese hijo está desaparecido. El delito no está prescrito.


La noche de los lápices reúne la inestabilidad que se vivió en la ciudad de La Plata, recoge el dolor que sufrieron esos chicos en las celdas.



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Película dirigida por Hector Olivera

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Pelicula

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Libro la noche de los lapices

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